
En una jornada que reforzó la articulación entre educación, familia y producción, la Escuela Agropecuaria Provincial N° 1 de Gobernador Gregores llevó adelante el proyecto “Raíces que perduran – Plantación de frutales como legado educativo”.
Más de 25 familias acompañaron a los estudiantes del último año de la Tecnicatura en Agronomía, quienes realizaron la plantación de 60 ejemplares de cerezos, con el propósito de dejar una huella simbólica y duradera de su paso por la institución.
La elección del cerezo (Prunus avium) tuvo un sentido particular: es una especie fundamental dentro de la matriz productiva santacruceña y el único fruto que la provincia exporta. A través de este cultivo, los jóvenes aplican sus conocimientos técnicos y se vinculan con la cadena de valor regional, comprendiendo desde la práctica el potencial productivo de su entorno.
El director de la escuela, Germán Seeber, destacó que la propuesta “transforma los contenidos teóricos en experiencias concretas sobre fruticultura, manejo de suelos y uso sostenible de los recursos, fortaleciendo las competencias profesionales y fomentando valores como la pertenencia, la responsabilidad y el trabajo colectivo**”.
Asimismo, puso en valor la participación del técnico agrónomo Antonio Jomñuk, egresado del establecimiento, quien acompañó la jornada compartiendo sus saberes sobre el manejo del cerezo.
Por su parte, Astrid Freiheit, madre de un estudiante y colaboradora en la adquisición de los frutales, señaló que “el agro es una forma de vida, y con esta actividad buscamos reflejarlo. Es destacable la disposición de las familias que aportaron los árboles y se involucraron activamente en la propuesta”.
Finalmente, la auxiliar docente y coorganizadora del proyecto, Victoria Kovacic, resaltó que “cada árbol se convierte en un testimonio vivo de la historia de la escuela”. Además, explicó que las próximas promociones asumirán el cuidado de los ejemplares, incorporando tareas de poda y mantenimiento dentro de sus prácticas formativas.
De esta manera, el predio se consolidará como un monte frutal productivo, un aula al aire libre y un símbolo del compromiso de la educación agropecuaria con el desarrollo sostenible de Santa Cruz.
