A un año del Pacto de Mayo, Milei vuelve a Tucumán con un respaldo provincial en retirada

Un año después de la firma del llamado Pacto de Mayo, el presidente Javier Milei regresa a Tucumán para encabezar un acto por la vigilia del 9 de Julio, pero lo hace en un contexto muy distinto al de 2024: con una notable ausencia de gobernadores.

De los mandatarios que en aquella madrugada sellaron una alianza con la Casa Rosada, apenas unos pocos confirmaron su presencia para este nuevo encuentro. La caída del respaldo territorial deja en evidencia el desgaste de las relaciones entre el Ejecutivo y las provincias, atravesadas hoy por tensiones presupuestarias y disputas por los fondos coparticipables.

En las últimas semanas, varios gobernadores presentaron proyectos legislativos para redistribuir los Aportes del Tesoro Nacional y reclamar una participación directa sobre el impuesto a los combustibles. Estos movimientos se suman a la amenaza de no sostener un eventual veto presidencial a la nueva fórmula de actualización de jubilaciones. La falta de respuesta desde la Casa Rosada ha profundizado el malestar. Algunos mandatarios aseguran que los vínculos políticos se han enfriado casi por completo, y que el Ejecutivo no ha dado señales de negociación ni ha tomado iniciativas para recomponer el diálogo.

El escenario en el Congreso también se complica. La oposición y un grupo de aliados provinciales podrían forzar sesiones clave para tratar estos proyectos sin pasar por comisiones. Si logran avanzar, el Gobierno tendría que enfrentarse nuevamente a la necesidad de utilizar el veto, una herramienta que hasta ahora ha mantenido su fortaleza institucional. Sin embargo, algunos gobernadores advierten que si el oficialismo pierde capacidad para blindar sus vetos, podría verse comprometida la gobernabilidad. La interna dentro del propio oficialismo y las disputas de poder también generan incertidumbre sobre quién conduce realmente la estrategia política del Gobierno nacional.

Mientras tanto, la convocatoria al acto en Tucumán expone aún más esta desconexión. A excepción del anfitrión, Osvaldo Jaldo, y un puñado de mandatarios, muchos optaron por excusarse o directamente ignorar la invitación presidencial. Varios señalaron problemas logísticos o compromisos previos, aunque en el trasfondo subyace una protesta silenciosa por la falta de diálogo real y el trato desigual en la distribución de recursos. Con un panorama complejo de cara a la segunda mitad del año, el Gobierno llega a esta conmemoración con menos apoyos que en 2024, y con un pacto que ya no parece tener el mismo peso político.

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