El plan político del Gobierno se empantana: conflictos con gobernadores, frentes fallidos y señales de desgaste en el Congreso

El Gobierno nacional atraviesa una semana marcada por el desgaste político y la pérdida de control en distintos frentes. En Corrientes, Karina Milei no logró cerrar una alianza con el gobernador Gustavo Valdés, lo que dejó fuera de juego a La Libertad Avanza (LLA) en esa elección clave.

Mientras tanto, en Entre Ríos avanza un posible acuerdo con Rogelio Frigerio para enfrentar al peronismo, que busca rearmarse con figuras como Gustavo Bordet y Guillermo Michel. En Buenos Aires, dirigentes del PRO como Cristian Ritondo, Diego Santilli y Alejandro Finocchiaro están a punto de oficializar su pase al frente libertario, aunque crecen las dudas sobre la cohesión del bloque macrista después de octubre.

La tensión con los gobernadores provinciales se profundizó tras el reclamo conjunto por una deuda de $3,2 billones en fondos coparticipables y de asistencia, frente a una oferta del Gobierno de solo $300 millones. La estrategia de confrontación con los mandatarios no solo unificó reclamos de todo el arco político, sino que también debilitó la posición del oficialismo en el Congreso. En Diputados, la oposición logró imponer el tratamiento de proyectos sensibles como el presupuesto universitario y la emergencia pediátrica, evidenciando que Milei ya no cuenta con los votos necesarios para sostener vetos.

En el Senado, el conflicto escaló con la presentación de proyectos para forzar el reparto de fondos a las provincias, mientras algunos legisladores opositores impulsan la aprobación de una nueva ley de aumento de jubilaciones. El Ejecutivo busca ahora dividir al bloque de gobernadores, negociando con los más moderados y aislando a los sectores más duros. Sin embargo, la creciente coordinación entre provincias y legisladores deja al Gobierno en una posición cada vez más frágil para avanzar con su agenda legislativa.

A este escenario se suma la incertidumbre económica: el dólar informal trepó a $1260, alcanzando su valor más alto desde el fin del cepo. La baja adhesión al último canje de deuda en pesos (solo el 58,9%) generó un excedente de liquidez que presionó sobre el mercado cambiario, en un contexto ya afectado por la demanda estacional, la salida de inversores extranjeros y la cautela de los exportadores. La suma de frentes abiertos —políticos, legislativos y económicos— deja al Gobierno sin margen claro de maniobra en el corto plazo.

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