Florencia y Gerardo, junto a sus hijos Iruya, Margarita y Rufino recorren el país en un hogar móvil desde hace tres meses.
Florencia y Gerardo se conocieron trabajando en un hogar de niños, se enamoraron, formaron una familia y hasta hace unos meses tenían lo que ellos llaman “una vida normal”, con buenos trabajos de 8 horas diarias y una rutina.
Hasta el 24 de noviembre de 2021, cuando se subieron a un colectivo convertido en motorhome al que llamaron Atahualpa y, junto a sus hijos Rufino de 6 años, Margarita de 4 y la pequeña Iruya que el martes que viene cumple su primer año, comenzaron esta aventura a la que llaman “Alas por el mundo”. Este es un sueño que se viene gestando desde hace tres años y hoy está materializado.
“Es la primera vez que venimos a Río Gallegos, venimos bajando por la Ruta 3 con la idea de llegar a Ushuaia como primer punto y luego seguir por la Ruta 40”, cuentan.
Gerardo dice que esta aventura ya es un estilo de vida: “Estábamos cómodos, pero yo siempre tenía este sueño de recorrer Argentina-Alaska y sentía que se me había pasado un poco el tren, no por la edad sino porque ya teníamos la familia, un buen trabajo y era difícil salir de esa zona de confort, pero dije ¿por qué no hablar de los sueños?, sentir que a la vida vinimos para otra cosa más importante que solamente trabajar y cumplir un horario”.
A partir de esta idea se lo propuso a Florencia, ella sueña con tener algún día un hogar de niños así que juntaron ambos sueños y acá están, viajando por el país y en el “mientras tanto hacemos lo que hacíamos en el hogar donde nos conocimos: jugar, compartir, yo soy mago y Flor sabe hacer mil juegos, sumamos un inflable y un cine móvil y vamos parando en hogares y merenderos, cuando comience el ciclo lectivo pensamos hacerlo en las escuelas rurales, y así vamos cumpliendo los dos sueños”.
Para poder solventar la vida nómade tienen una tienda en la que se venden cuadernos, anotadores, agendas, libretas, llaveros y pulseras relacionadas al proyecto “Alas por el mundo”, y además la donación de “Cafecitos” a través de la aplicación https://cafecito.app “donde la gente además de colaborar sin esperar nada a cambio nos deja un mensaje de aliento y nos hacen sentir una responsabilidad de saber que no solo estamos cumpliendo nuestro sueño sino el de muchos más”. Quienes quieran conocer más sobre la vida sobre ruedas de esta familia pueden seguirlos en Facebook “Alas por el Mundo”, e Instagram @alasporelmundo, conocer sus productos @tienda_alasporelmundo y también colaborar.
Gerardo resaltó el contraste entre el frío de la ciudad y el calor de la gente: “Estos días que hemos podido armar la mesita con nuestra tienda todos se acercan a colaborar y conversar, el calor de la gente te hace sentir como en casa”.