Breves historias de un pionero en la política de Comodoro: Eduardo Nicolás Bernal, un hijo pródigo de esta ciudad.
En diciembre de este año, el histórico dirigente cumplirá cien años de vida.
Eduardo Nicolás Bernal, pasado, presente y futuro de Comodoro Rivadavia. El histórico dirigente político y deportivo recibió al equipo periodístico de este diario y brindó una entrevista de cerca de dos horas en donde recordó gran parte de su trayectoria.
Nicolás Bernal, el histórico dirigente político y deportivo de Comodoro Rivadavia, en una extensa entrevista con Crónica repasó varios hechos trascendentales de su vida. Desde sus inicios en la localidad de Las Heras como maestro normal nacional hasta su época de concejal en Comodoro. Hizo una síntesis de lo más importante de su carrera y destacó en todo momento su gran amor por el Partido Justicialista, la histórica agrupación e ideología política fundada por Juan Domingo Perón. Se definió a sí mismo como un viejo peronista, de esos que ya no existen. “Era y sigo siendo peronista”, afirmó.
Eduardo Nicolás Bernal nació en la localidad de General Acha, en La Pampa, en el año 1922. A fin de año cumplirá cien años de vida, cien años en los que hizo muchas cosas por la ciudad de sus amores, o por lo menos, una de las tres ciudades que amó a lo largo de casi un siglo. Porque Nicolás Bernal no puede ser definido como un comodorense nativo, sus inicios no estuvieron en la emblemática capital petrolera. Bernal empezó su carrera de docente en la ciudad santacruceña de Las Heras en 1940, y varios años después llegaría a la que sería la última ciudad en la que viviría: Comodoro Rivadavia, su tercer lugar en el mundo.
Para entender de lleno la filosofía de vida de Eduardo Nicolás Bernal, hay que tener presente que se habla de un hombre que siempre hizo algo distinto, que nunca estuvo quieto, ni siquiera durante la pandemia del coronavirus, momento en el cual decidió escribir un nuevo libro en donde relató otra parte de su extensa trayectoria en política y deporte. Nicolás Bernal es, sin lugar a dudas, un prócer para Comodoro Rivadavia y la provincia del Chubut, un hombre que dedicó mucha energía para el crecimiento de esta ciudad y de la provincia. El histórico dirigente deportivo local y provincial ocupó distintos cargos públicos, pero nunca perdió su identidad, su esencia. Desde hace décadas, vive en su casa ubicada en la calle 13 de Diciembre. Afuera de la propiedad hay un Volkswagen Gol Power. “En mis tiempos la política era otra cosa”, cuenta el nonagenario.
Fue campeón provincial en lanzamiento de bala y disco con apenas dieciséis años. Maestro de primaria y presidente de la sociedad de fomento. Concejal desde 1983 hasta 1987, durante la intendencia de Mario Morejón. Durante treinta y cinco años, fue empleado de la empresa de transportes Giobbi. Fue administrador del diario El Rivadavia. También fue el titular de la cartera Educación a nivel provincial y secretario de Gobierno del Municipio de Comodoro en distintos periodos. La carrera del maestro oriundo de La Pampa es muy extensa y abarcativa. Eduardo Nicolás Bernal le dedicó su vida a Las Heras y a Comodoro Rivadavia, y hoy, muchos años después, el nacido en General Acha cosecha los frutos de su amplia trayectoria.
Los inicios en la Patagonia
Eduardo Bernal empezó su relato contando cómo fueron sus inicios en General Acha, en la provincia de La Pampa. “Nací en 1922, en General Acha. Mi papá era español, de la zona de Andalucía, era sastre. Mi mamá era argentina, hija de napolitanos, sus padres estaban radicados con campos en General Acha. Mi abuelo vino desde Italia y estuvo en provincia de Buenos Aires un tiempo, después le dieron campo a unos veinte kilómetros de General Acha”, contó el exsecretario de Gobierno del Municipio en la entrevista con este diario.
En 1939, Bernal concluyó sus estudios secundarios y egresó como maestro normal nacional. En La Pampa había solo dos escuelas secundarias, la Escuela Normal, en donde se formaban los maestros, y el Colegio Nacional, de donde egresaban los jóvenes con bachilleres. “Teníamos que anotarnos para concursar e ingresar. Yo y dos compañeros más nos anotamos en 1935. Ingresé a la Escuela Normal, éramos más de 120 postulantes y solo había diecisiete lugares, yo ocupé el número once, tenía trece años. Los dos primeros años estuve estudiando en una pensión, con algunos jóvenes que venían del interior, y ya en tercer año, mi papá decidió vender lo que tenía en General Acha y trasladarse a Santa Rosa, donde abrió un negocio. Yo y mis hermanos pudimos estudiar, nos recibimos todos de maestros”, recordó.
Bernal cumplió los diecisiete años luego de recibirse, en 1939. A los mejores alumnos del cuarto año, los llamaron al despacho de la directora de la escuela y les dieron una grata sorpresa: iban a poder elegir dónde trabajar. La recompensa por haber sido el mejor promedio del curso era elegir su destino. Podría decirse que la historia de Nicolás Bernal empezó ese día. “Mi compañera Rosita pidió quedarse en Santa Rosa, y yo elegí territorios del sur. Empecé en la Patagonia en el año 1940, en la localidad de Las Heras”, rememoró el entrevistado.
Eduardo Nicolás Bernal habló de su amor incondicional por el Partido Justicialista y qué fue lo que lo llevó a elegir la doctrina peronista como forma de vida. “La gente de hoy solo se saca una foto con Perón al lado. Antes las cosas eran diferentes”, se sinceró Bernal.
“Me incliné por el peronismo cuando estaba estudiando. Yo veía que Perón defendía al trabajador, me gustaba su discurso y su gran inclinación por los gremios, por la defensa de los derechos de los trabajadores, esa fue una de las cosas que más me gustó”, confesó Bernal.
5.000 escuelas durante el primer mandato de Juan Domingo Perón
Otro eje central que destacó el entrevistado al referirse al justicialismo y por qué decidió militar en el partido, fue la educación.
“No hay que olvidarse de una cosa, Perón hizo mucho por la educación, en su primer gobierno se hicieron más de 5.000 escuelas, hubo un florecimiento muy importante. Admito que después hubo errores, más que nada, en su segundo mandato, después de la muerte de Eva Perón. Hubo gente que no lo acompañó realmente”.
“Hoy lo que yo veo es que el kirchnerismo ha logrado lo que nadie pudo hacer antes, y eso es quebrar al peronismo auténtico. Yo voy a cumplir cien años, y lo que veo es que la gente de antes no está más, los valores de aquel entonces ya no están. Muchos se escudan detrás del peronismo, la gente de hoy solo se saca una foto con Perón al lado. Antes las cosas eran diferentes”.
La historia de Eduardo Nicolás Bernal en la Patagonia empezó en el año 1940, en la localidad de Las Heras. Poco a poco, el oriundo de La Pampa fue haciéndose un nombre en la pequeña ciudad y ganó prestigio. Comenzó siendo docente en la Escuela Nº 3, para luego pasar a ser vicedirector. Pero el destino tenía más para el emblemático dirigente político. Con los años, llegaría a hacerse cargo de la Municipalidad, con una curiosidad, un dato no menor que, hoy por hoy es inviable en la política: su trabajo fue ad honorem.
“En aquel momento había mucho trabajo para los maestros, éramos pocos. Como acá pagaban mejor, yo pedí venir a los territorios del sur. Me recibí en diciembre de 1939 y en febrero recibí los pasajes para venir al sur. Por esas cosas de la vida, me bajé en Comodoro Rivadavia, en el barquito ‘El Asturiano’ veníamos solo veintiún pasajeros. Bajé en Comodoro el 19 de marzo de 1940, y un señor que era estanciero en Las Heras me ofreció llegar antes allá, me llevó él. Hablamos con el comandante, que me dejó bajar, y me fui hasta Las Heras en auto”, contó Bernal a este diario.
El 20 de marzo de 1940 empezó oficialmente la historia de Nicolás Bernal en Las Heras. Permaneció en esa ciudad hasta 1955.
En el medio, hubo un periodo de tres años en el que estuvo incorporado al Ejército, convirtiéndose en aspirante a oficial de reserva. En ese lapso, desde 1943 a 1946, estuvo dos años en Esquel y uno en Comodoro. Luego de su experiencia como militar, retornó a Las Heras y trabajó como secretario de la intendencia, y en 1950, cuando Las Heras fue elevado a la categoría de pueblo, fue comisionado municipal durante dos años, hasta 1952, que era lo mismo que ser intendente. En ese entonces no había elecciones, los jefes comunales eran designados por los gobernadores. El dato de color de la experiencia de Bernal como intendente de Las Heras, es el hecho de que ocupó el cargo sin cobrar un solo peso. Fue el encargado de conducir los destinos del pueblo, el cargo de mayor importancia, el más relevante, pero no tuvo un sueldo.
La caída del general y los inicios en Comodoro
En el año 1955, el movimiento definido como “Revolución Libertadora”, derrocó a Juan Domingo Perón del gobierno nacional.
Eduardo Bernal decidió venir a vivir a Comodoro Rivadavia y buscar nuevos horizontes. Así recuerda sus inicios en la capital petrolera: “vine a Comodoro por una razón muy sencilla. Yo tenía quince años de concepto sobresaliente, pero había ocupado el cargo de comisionado municipal, y a la vez trabajaba como vicedirector en la escuela. El decreto 4161 determinó que nadie podía ocupar un cargo de intendente y a la vez pertenecer a la administración pública, por eso me dejaron cesante. Nosotros no cobrábamos por nuestros cargos políticos, eran otros tiempos, la gente no incursionaba en política pensando que no iban a laburar nunca más”.
“Llegué a Comodoro y fui a ver a Ángel Giobbi. Yo trabajaba para su agencia en Las Heras, atendía el local de los colectivos que pasaban para Perito Moreno. Fue la primera gran empresa de transportes de Comodoro. Lo vine a ver a Ángel y al día siguiente empecé a trabajar en la agencia, dediqué treinta y cinco años de mi vida a trabajar en ese lugar. En 1959 ingresé de nuevo a la docencia, pero seguía trabajando para Giobbi. En ese momento se creó el sistema educativo de la provincia por intermedio de la Ley 40. Estuve un año como maestro en la Escuela 1, después me presenté para el concurso de la Escuela 2 y gané, fui su primer director. También fui el primer director de la Escuela 13. Más tarde, en 1963 trabajé como supervisor en Rawson. Esa fue mi carrera hasta jubilarme”, relató el nonagenario.
El jubilado número 100 de la provincia
Eduardo Nicolás Bernal fue el jubilado número cien de la provincia del Chubut, se jubiló en el año 1967. Su carrera política despegó después de ese año, cuando el peronismo volvió a ser admitido en la Argentina. “El justicialismo estuvo proscripto durante dieciocho años, después de 1967 se levantó esa proscripción. En ese entonces se produjo la revolución que derrocó a Arturo Illia. El gobierno de ese entonces convocó a Abel Ipoliti para que fuera intendente de Comodoro, él había sido ministro de la gobernación militar, nosotros éramos muy amigos, Abel era otro de los dirigentes importantes del peronismo. Él quería que yo fuera su secretario, entonces se decidió hacer una consulta con los gremios. En ese momento solo había dos Secretarías en el Municipio: Gobierno y Bienestar Social y Hacienda e Infraestructura. Pedí hablar con mi patrón, con Don Ángel Giobbi, la persona que me volvió a tomar cuando yo me jubilé. Entré como secretario de Gobierno de Ipoliti. Tiempo después, en un viaje a Rawson, él se cayó y se fracturó la pierna, y a mí me designaron como intendente interino, estuve seis meses. Esta fue mi primera participación en política en Comodoro”.
Más adelante en la línea de tiempo, en el año 1983, Mario Morejón ganó la intendencia de Comodoro Rivadavia, y Nicolás Bernal ingresó a trabajar como concejal. Fue la única vez que integró una lista política. “Después, mi vida la dediqué a militar en el partido y al deporte. Fui administrador del diario ‘El Rivadavia’ y jefe de la sección deportiva. Hice el curso de idóneo en turismo para armar la empresa con Don Ángel Giobbi, formamos la Agencia de Asociaciones de Viajes de la Patagonia, integré la Asociación de Agentes de Viajes, fui rematador público. Nunca fui a pedir planes, y de hecho, pagué alquiler hasta que me jubilé”, resumió el exdirigente político.
Eduardo Nicolás Bernal tuvo una marcada trayectoria en el deporte local y regional, es la faceta por la cual todos lo recuerdan, más allá de sus intervenciones en el Municipio en otros cargos. La educación y el deporte, esferas que van de la mano, fueron el corazón de la carrera de Bernal. Fue presidente del Consejo Provincial de Educación y también vicepresidente de la Confederación Argentina de Atletismo. Sus últimos cargos fueron la presidencia del Consorcio de Administración del Centro de Altos Rendimientos y secretario de Gobierno (por cuarta vez) en el gobierno del exintendente Raúl Simoncini.
En definitiva, al hablar de Nicolás Bernal se habla de un hombre que dedicó su vida entera para el crecimiento de Comodoro Rivadavia y la provincia del Chubut, un pionero que entró a la historia grande de la ciudad y la provincia hace ya mucho tiempo, una persona que no necesita más reconocimientos, pero es claro que no está de más seguir enalteciendo su enorme labor y sacrificio.
Corría el año 1954 y en la Argentina gobernaba Juan Domingo Perón, el hombre que llegaría a la Presidencia de la Nación tres veces. El movimiento político iniciado por el militar, allá por la década de 1940, perduraría en el tiempo hasta nuestros días. Un joven Nicolás Bernal iba a conocer al recordado general del Ejército argentino, en un hecho que marcó a fuego su vida. Una anécdota para el recuerdo.
En 1954, después de la muerte de Eva Perón, el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón designa como su secretario privado al mayor Alfredo Máximo Renner. Casualmente, Renner había sido compañero de Eduardo Bernal en el Ejército. Los dos eran viejos amigos. Una mañana, Bernal desayunaba en su casa y leía el diario. Al ver la noticia de que el mayor Renner se había convertido en el secretario privado de Perón, se lo comentó a su esposa, visiblemente alegre por su gran amigo.
“Le mandé una carta y al tiempo me contestó. Me dijo que cuando fuera a Buenos Aires lo fuera a ver a la Casa Rosada, y me mandó una tarjeta. Durante mis vacaciones, fui con esa tarjetita a la Casa Rosada, fui pasando a través de las oficinas hasta que llegué a la suya. Su secretario me dijo que tenía toda la agenda ocupada, y que hasta la semana que viene iba a ser imposible poder verlo. Yo tenía que volverme a La Pampa a ver a mis viejos. Le pedí al secretario que por favor le mostrara la tarjeta que llevaba la firma de Renner. “Espérese un momentito”, me dijo. A los minutos volvió y me dijo que pasara. Salió Renner de su oficina y gritó “¡no estoy para nadie!”, recordó el entrevistado.
Los dos amigos se pusieron a conversar y a rememorar viejas anécdotas, hacía siete años que no se veían. En un momento dado, el mayor Renner hizo una pregunta a Bernal: “¿lo conocés a Perón?”. “Sí, por fotos”, respondió su amigo. “Bueno, esperame acá”, contestó Renner. Cinco minutos después, Eduardo Nicolás Bernal estaba en una habitación, a solas, con su amigo Alfredo Renner y Juan Domingo Perón.
“Estábamos charlando los tres, yo le conté a Perón que había sido compañero de su ayudante en el Ejército. Él me preguntó a qué me dedicaba ahora, yo le conté que trabajaba en una escuela. Me consultó si precisaba algo. ‘Después quiero que le manden al compañero todo lo que necesite’, lo escuché decir”.
Acto seguido, el recordado presidente de la República Argentina pidió que trajeran un retrato suyo, quería obsequiárselo a Nicolás Bernal. “Tráigame una fotografía, que le vamos a dar al compañero para que tenga de recuerdo”. “Me dio esa foto y me la firmó, un recuerdo que muy pocos pueden tener. Recuerdo esta anécdota con felicidad, no fue la política la que me llevó al despacho de Perón, fue una coincidencia”, recordó el entrevistado. (Diario Cronica)